Una muñeca que abrace

Cuando dejás por un rato la mente de lado y permitís que una historia te atraviese pasan cosas increíbles.

De Luz sabía algunas cosas a través de su tía, que la adora. Casi cinco añitos, un flequillo precioso, enamorada del color rosa. Despierta como su nombre y divertida como un rayito escurridizo según las fotos donde la vi payaseando.  Pero también, y a pesar de sus años nuevitos  ya sabe que la vida cambia de golpe y que a veces se puede extrañar mucho y estar muy triste. Los abrazos son un buen remedio para este dolor. Y de abrazos hablamos con su tía cuando pensamos la muñeca para Luz. Más que nada de abrazos, y de amor. 

Cuando me senté a coser y puse todas las imágenes en juego, y por algún motivo que no tengo claro, pude dejar que mi cabeza se tome un recreo,  apareció una certeza: la muñeca de Luz tenía que tener bordada una bicicleta en su vestido. No sé por qué. Habíamos hablado de abrazos, no de bicicletas. Entre las cosas que conocía de Luz  había una bici, mencionada como al pasar, pero en medio de una historia que después fue muy triste. Consideré descartarla, poner otra cosa, pero la bici estaba caprichosa y quería ser parte de la muñeca. Volví a la idea y decidí consultar.

Y esa es la parte increíble. La tía llamó a la mamá delante mío y le contó mi duda. La mamá dijo que le parecía perfecto, porque en el cumple de este año el tema iban a ser las bicicletas.

Me quedé muda, y emocionada.  Llegué a casa y me puse a bordar una bici llena de colores mientras le daba las gracias a mi mente por saber correrse del medio de vez en cuando.

Gracias Sil y Ana por todo el cariño. Y a Belu y Renzo por preparar a la muñeca con mimos y besos antes de que llegue a las manos de Luz.

 

 

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